Desde niño supe que las piedras no eran sólo piedras. Es decir que los objetos no eran lo que parecían ser sino que eran fantasmas de otros fantasmas, vivencias de otras vivencias y colores de paletas imposibles. Más tarde, cuando me encontré con la palabra, o mejor, cuando la palabra me encontró una tarde sentado frente a un cuaderno con un lápiz en la mano, me di cuenta de que tenía razón. Desde entonces cuando navego por los marismas de la mirada de una mujer o me embeleso en el tigre que duerme dentro de un niño o respiro el olor de una tarde de granizo, sé que desde otras dimensiones, los sueños me esperan en desorden para que los nombre, los exorcice, los columbre... Porque solo el poder de la palabra les puede dar vida. Las cosas existen porque se pueden invocar a través de las palabras. Con las palabras puedo crear un mundo, puedo construir, puedo jugar a ser un dios diminuto y recrearme en mi propio Génesis. La palabra desgarra, arrasa, multiplica, resuelve en un p...
Comentarios
Una persona como tú tiene mucho a enseñar.
Los nuevos autores encontrarán en esta página una guía sincera, equilibrada y efectiva.
Ojalá que el cansancio no te atosigue, ni la incomprensión ajena te desmotive. Necesitamos mucha gente como tú.
Salud y suerte.
Ricardo - Linde5